jueves, 26 de febrero de 2015

Diario de Juego: VILYAMAR (sesión 2015-02-11)


     Volvemos a narrar las aventuras de los monos en nuestra campaña Vilyamar, con El Anillo Único. José Mariano ha relatado lo ocurrido en nuestra última sesión y lo he completado con algunas cosas que habían quedado pendientes. Estamos trabajando en recopilar todo lo ocurrido desde el principio y que podáis seguir la historia desde el principio, y ¡utilizarlo nosotros como guía también!


     Os dejo directamente con el Diario de Juego:


11/02/15
MENEGROTH. ENTRADA EN LA MAZMORRA DE LA PIRÁMIDE.

     Dentro de la ciudad montañosa de Menegroth, reino de los enanos situada al norte de la península de Vilyamar, mientras nos acompañaban para hablar con nuestro compatriota (y averiguar de una vez si era o no el traidor), encontramos una gran puerta custodiada por guardias enanos que nos llamó mucho la atención. Era de un tamaño colosal, madera reforzada con partes metálicas, y llena de grabados entre los que destacaba el de una pirámide que ya habíamos visto en aventuras anteriores, aunque seguíamos sin saber su significado.

     Tras eliminar las sospechas iniciales sobre el enano, ya sólo nos quedaba un posible traidor, que estaba muy lejos de allí. Decidimos hablar de nuevo con el rey de Menegroth para preguntarle sobre la puerta, qué guardaba y porqué tenía vigilancia de soldados 24 horas al día.

     Nos comentó que la ciudad de Menegroth era muy grande, pero que no todos los pasillos eran seguros. Sus antepasados comprobaron que lo que había a continuación de la puerta no era una zona segura, así que decidieron taparla y vigilarla, puesto que alguna vez sí que habían recibido incursiones de criaturas infectas desde ese lado. Aún así, no querían tapiarla porque esperaban en un futuro reforzarse lo suficiente como para explorar y asegurar la zona poco a poco para eliminar esa amenaza interior. Ante las preguntas sobre el significado del grabado de la pirámide, no sabía que fuera importante.

     Con toda esa información, le pedimos que nos dejara explorar la zona, que sabíamos que se ocultaba algo importante allí dentro y que sería de gran utilidad para combatir la gran amenaza que suponía Formenost a la estabilidad de Vilyamar. A pesar de sus consejos de dejar olvidado lo que allí había, y de que todo aquel que había entrado jamás había vuelto, decidimos intentarlo. Quizás estaba el secreto de las pirámides allí dentro.

     Por tanto, descansamos lo que quedaba de día y preparamos todo lo necesario para entrar a explorar al amanecer del día siguiente (¡qué expresión tan extraña cuando estás en una ciudad subterránea!).

     Llegado el momento, y listos para investigar, nos acompañaron algunos soldados hacia la puerta. Tenían orden de reforzar la vigilancia mientras estuviéramos dentro, aunque mucho temíamos que no era debido a darnos ayuda o protección, sino miedo de que las criaturas que pudieran habitar allí dentro pudieran intentar salir. Pactamos una señal para que identificaran que éramos nosotros y nos abrieran la puerta al otro lado.

     Los guardias enanos abrieron la gran puerta que custodiaban para dejar paso a Pringle Tuk (Hobbit), Desagüer (Beórnida), Alatariel (Elfo) y Doron (Enano). Nos adentramos por un pasillo mientras los guardias cerraron de nuevo la entrada. El pasillo desembocaba a otra puerta, aunque no tan bien conservada como la anterior. Es más, estaba llena de golpes, arañazos y marcas, que dejaron unos sentimientos de nerviosismo en el grupo.

     Debido a la oscuridad y la dificultad de visión de los aventureros, yo (Pringle Tuk) encendí una antorcha e iba iluminando a través del pasillo que descendía al centro de la montaña. En realidad yo era el que peor veía de todos, pero no me gusta reconocer mis defectos. Avanzamos por el pasillo hasta llegar a una bifurcación en forma de Y. Decidimos ir por el camino de la derecha que daba a una sala de grandes dimensiones y en seguida comenzamos a percibir un olor fétido y casi insoportable que provenían de unos restos que en su día fueron enanos. También comenzamos a ver telarañas que plagaban la estancia, y de la que no vimos ninguna salida. Por ello, decidimos salir de la sala y avanzar por el camino de la izquierda que dejamos en la bifurcación.

    Ahora, ya alerta y con las armas preparadas por si acaso, avanzamos hasta otra sala grande que estaba cubierta en el centro por una gran tela de araña. Después de dudar un poco qué hacer, saqué mi espíritu imprudente y prendí fuera con mi antorcha a la telaraña y justo en ese momento apareció detrás nuestra una gran araña ¡¡del tamaño casi de un jabalí!! Alatariel que estaba atento y con el arco preparado batió de un certero flechazo a la gran araña, pero poco duró la alegría ya que enseguida salieron de su escondite tres arañas más que se abalanzaron sobre nosotros desde el fondo de la sala, justo donde había prendido fuego a parte de su casa.

     Desagüer se vio sorprendido por una de ellas que se le echó encima y comenzó a envolverlo con su telaraña, pero después de un gran combate actuando en equipo, batimos a todas las arañas sin que ningún miembro del grupo sufriera ninguna herida, aunque sí llegó a ser una situación tensa para nosotros. Entre los restos de la sala encontramos unas monedas de oro muy antiguas, con poco valor actualmente, pero aún así las recogí para guardarlas. Quizás una segunda opinión sobre su valor nos pudiera sorprender.

     Seguimos avanzando siempre alerta ya que por todo el camino se veían restos de telarañas que nos inquietaban. Llegamos a otra sala donde nos sorprendió una araña aún más grande que la anterior. Aunque mis compañeros digan que exagero, estoy seguro de que era del tamaño de un caballo. Esta araña era tan terrorífica que Desagüer y Alatariel se quedaron paralizados al ver la increíble criatura, aunque Doron y yo defendimos a nuestros compañeros mientras se mantenían en ese estado de parálisis. Nos enfrentamos a un arduo combate con la monstruosa araña y otra más que apareció enseguida.

     Esta vez, a pesar de vencer el combate, sí que tuvo consecuencias, sobre todo para Doron que vio peligrar seriamente su vida tras un brutal ataque de la araña. La curiosidad de Alatariel y Desagüer hizo que empezaran a inspeccionar los cadáveres de las arañas para ver si podían extraer el veneno para usarlo ellos, pero no supieron aprovecharlo y se desperdició. En la misma sala, encontramos unos restos de un enano con una muy bien conservada cota de mallas que cogió Doron, y un anillo que me coloqué rápidamente en mi mano para acompañar a los 2 anillos que ya tenía. Al ponérmelo me embargó una sensación de tranquilidad y bienestar y empecé a encontrarme mucho mejor.

     Avanzamos un poco más para encontrar un buen sitio donde descansar un poco ya que Doron y Desagüer estaban fatigados tras los combates con las arañas. Era una sala cuadrada donde en el centro de la sala había dibujada en el suelo una pirámide exactamente igual a la que estábamos buscando su secreto. Mientras medio grupo descansaba, el resto investigamos la sala para encontrar al final una entrada secreta.

No solo los personajes descansan para recuperarse de la fatiga.
El máster y los jugadores también aprovechamos para comer pipas.

     Después de recuperar las fuerzas, avanzamos por la entrada encontrada. Este pasadizo descendía aún más hacia la montaña y empezamos a ver algo de claridad cuando llegamos a una zona muy amplia donde se llegaba a ver perfectamente sin necesidad de antorcha debido a la luz que se filtraba del exterior por algunas chimeneas en lo alto de la cavidad. Esta zona era enorme, un hueco increíble en la montaña, y nosotros habíamos entrado por un lugar a bastante altura del fondo. Había una especie de pasillo no muy ancho, aunque debíamos tener cuidado ya que a los lados sólo había un vacío casi infinito. Un paso en falso y se acabarían las aventuras para cualquiera de nosotros.

     Avanzamos con cuidado hasta una enorme roca que se alzaba hasta el techo muy muy arriba, el pasillo bordeaba esa columna gigantesca y llegamos a otra plataforma. No pude contener la tentación, un sitio perfecto donde indicar que el gran Pringle Tuk había estado aquí, así que saqué una tiza y empecé a poner mi nombre bien grande en una de las paredes, cosa que no le pareció muy bien a parte del grupo. Mientras todos estábamos despistados con el asunto se abalanzaron sobre nosotros  7 murciélagos gigantes. A medio combate vimos una sombra cómo se acercaba a nosotros, era un murciélago mucho más grande que los anteriores (sombra secreta), pero no fue una verdadera amenaza para nosotros.

    Tras el combate, nos sorprendió que el murciélago más grande, al ser vencido, se convirtió en polvo. Alatariel echó mano a su equipo y sacó una poción que nos dieron los enanos y se la bebió, pero no contento todavía puesto que aún no terminaba de encontrarse bien, se tomó la última que le quedaba. Esos frascos que nos dieron los enanos serían muy útiles para el grupo.

     Continuamos avanzando por los pasillos estrechos hasta llegar a una entrada que nos internaba en la montaña de nuevo, haciendo desaparecer de nuevo la luz diurna que nos ofrecía el cielo. Avanzamos por un pasillo muy bien tallado, sin duda de manufactura enana, y llegamos a una sala grande, en la que justo en el centro vimos de nuevo un dibujo de la pirámide misteriosa.


     ¡El próximo día más!

José Mariano Antón y Sergio Antón.


Nos vemos en la próxima entrada, ¡y jugad mucho hasta entonces!

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