Maldita sea, Bird Valley, un pueblo tranquilo, de gente acomodada y sin problemas. Me fui de Los Ángeles para huir de los tiroteos, las bandas, los atracos, secuestros y toda la delincuencia que atrae una gran ciudad. Bird Valley, quizás fue mi salida de toda aquella jungla, pero aunque lo sabía, me negaba a pensar que alguna vez llegase a Bird Valley. Tan solo pequeñas multas de aparcamiento, algunos chavales borrachos y algún menudeo de droga, pero nada que no sea controlable. Pero se ha acabado.
- Sheriff, ¿dónde vamos?
- Llevamos todo el día buscando a los chavales desaparecidos por todo el pueblo y alrededores y no hay rastro. Sólo nos queda un sitio donde buscar antes de dar parte para solicitar ayuda. Y sinceramente, espero que no los encontremos allí, siempre me ha dado mala espina. El viejo Hospital Psiquiátrico Carpenter.
Guardamos silencio los diez minutos que nos restan hasta llegar al desvío en el que cogemos la estropeada carretera que atraviesa las montañas. Cinco minutos más tarde la dejamos para avanzar por una pista de tierra muy deteriorada. Se nota que aquí no viene nadie y hay que conducir con cuidado. Bosque a izquierda y derecha cuesta orientarse, pero sí, ahí está la entrada. Giramos a la derecha, avanzamos unos 100 metros y ... mierda, mierda, mierda.
- ¡Sheriff! ¡Mire, mire! ¡Ahí delante! Pero, ¿qué narices ha pasado?
- Maldita sea, ya lo he visto.
Paro el coche en seco y bajamos rápidamente. Me cuesta entender lo que veo, y a Joe también, se le nota en la cara. Hay una moto incrustada en un coche. Pero la forma en la que están posicionados ambos es espeluznante. El coche está completamente destrozado a golpes, pero es que la moto, da la sensación de que la han utilizado como una especie de bate para golpear al coche con un espectacular golpe final que ha dejado fundidos los dos vehículos entre los amasijos de hierro. ¿Quizás con alguna grúa o material de demolición?
Saco el arma. Joe me imita. Está asustado.
- Tranquilo. Mira por ese lado.
Voy hacia el otro lado. Y veo lo que esperaba pero no quería. En el suelo encuentro el cuerpo de uno de los chavales desaparecidos. Ha recibido tantos golpes que me extraña que aún tenga algún hueso intacto.
- Joe, aquí. He encontrado a uno.
- Dios mío. - Se acerca temeroso sin soltar el arma. Tras inspeccionar el cadáver unos segundos - Algo no cuadra aquí. Ha sufrido muchos golpes, pero mira esto, tiene un destornillador clavado en el pecho. Si no lo mató esto, es porque ya estaba muerto cuando se lo clavaron.
- Avisa por radio. Habrá que llamar al juez. Que vengan también Claire y Thomas - los vamos a necesitar. Joe tiene un ojo clínico increíble, pero la acción no es su punto fuerte. Quizás por eso esté en Bird Valley, como yo.
Continúo avanzando un poco más y descubro otro cadáver en una situación similar al anterior. Golpeado hasta la muerte, y probablemente aún más. Bird Valley, un pueblo tranquilo, maldita sea.
- Ya están de camino - me indica Joe mientras se acerca - ¡Madremía!
Tras una breve revisión detectamos un rastro que se interna en la zona boscosa dirección al edificio principal del hospital. Arma en mano avanzamos en silencio unos 50 metros después hasta que descubrimos otro vehículo también destrozado pero no con la saña del anterior.
- Jefe, este coche es el que nos faltaba, dos coches y una moto. Esto no va a acabar bien...
- Aún no lo sabemos - le digo sin ninguna convicción - vamos a seguir. Joe, atento, aún quedan 7 desaparecidos, aún queda esperanza.
Pasamos la puerta principal del recinto siguiendo el camino que serpentea un poco hasta mostrar de golpe el gran edificio del hospital psiquiátrico. Malas historias cuentan de este lugar, y a partir de hoy se contarán más.
Nos acercamos un poco más guardando silencio. La puerta principal está en el suelo y hay rastros de sangre. Sin duda, ha habido lucha en este lugar. Con señas Joe y yo nos entendemos bien. Entro en el edificio, en el hall del hospital, y las señales de lucha continúan. En el mostrador una radio apagada y varias latas de cerveza vacías demuestran la teoría inicial: una fiesta adolescente.
El lugar se mantiene en silencio, y estamos muy tensos y nerviosos. No nos gusta este lugar, pero tenemos que encontrar a los chicos.
Exploramos la planta baja sin encontrar más que polvo y suciedad. Tuvieron que estar en el piso de arriba, así que subimos con la poca luz que entra por las ventanas sin persianas y la que proporcionan nuestras linternas. Arriba, vemos un rastro que lleva al baño. Nos preparamos, abro la puerta cuidadosamente y ...
- ¡Mierda! - se me escapa. Se me eriza el vello y me empiezan a entrar náuseas.
El pobre Joe directamente al ver la escena no puede contenerse y vomita. No hay nada que reprochar, la escena es horrible y dantesca. Hay un joven en el suelo en un charco de sangre, probablemente suya. Hay un lavabo arrancado con el que han golpeado al joven hasta incrustarle la cabeza en el lavabo, dejándoselo puesto alrededor de la cabeza, como si fuera uno de esos perros a los que le ponen ese plástico en la cabeza para que no se pueda rascar.
Salimos del baño e intentamos recomponernos. Tenemos que continuar, aunque esto está siendo muy duro. Después de 5 años trabajando aquí, empiezo a echar de menos Los Ángeles.
Continuamos revisando la planta de arriba y enseguida descubrimos algo que nunca había soñado ni en mis peores pesadillas, superando lo que ya llevo visto hoy. En el suelo están 5 cadáveres, 4 jóvenes y un adulto de unos 50 años que no estaba desaparecido. ¿Quizás el asesino? Instintivamente le apunto con el arma, a pesar de que sé que está muerto y no se puede levantar. Todos están llenos de golpes y heridas atroces. Sé un poco de medicina, y estoy seguro de que algunos de ellos sufrieron mucho hasta morir.
- Sheriff, ¡mire!
Alumbramos con las linternas y vemos un charco de una especie de líquido negro y viscoso sobre el que hay un objeto extraño encima.
- Esto es ... ¿una máscara? - dice Joe.
Saco la porra y le doy la vuelta. No me jodas.
- Una máscara de gas - la reconozco por las clases de la academia y los documentales de la tele-. Pero de las antiguas, parece de la segunda guerra mundial. ¿Qué fiestas organizan los atontaos de este pueblo?
Nerviosos, comenzamos a revisar los cuerpos y los alrededores de la masacre. Puertas y paredes rotas indican la brutalidad de la pelea que tuvo que haber aquí.
- Sheriff, mire. Esta chica tiene una cámara de video en la mano y está enfocando la escena.
La chica parece más preocupada en que la cámara enfoque la escena que en salvarse a sí misma. Esto sólo puede significar que consiguió grabar algo. Sé que no debo y que me estoy saltando algunas normas al hacer esto, pero cojo la cámara y la enciendo. Compruebo que hay grabaciones así que rebobino un poco y le doy al play.
"(...)
-Venga, está a punto de llegar. Vamos a hacer un señuelo cómo hemos quedado, y Lisa, sé rápida. Hay que conseguir acabar con esta cosa. Ahí llega.
-¡Eh! ¡Ven aquí!
-Escuchadme, ratas
Thonk, chak.
-Agh.
-Joder, no vamos a terminar
-Salid de vuestras madrigueras y
Plaff, Brom.
-Ugh.
-¡Muere maldito bastardo!
-Atended a mi plegaria
(...)"
Paro la grabación, necesito unos minutos antes de seguir, porque esto vence todas las leyes naturales. Maldito pueblo tranquilo, cómo echo de menos Los Ángeles.
Fin del epílogo, más información sobre la partida aquí y en este vídeo.
Nos vemos en la próxima entrada, ¡y jugad mucho hasta entonces!
Un relato de parte de lo ocurrido en nuestra particular aventura, sin desvelar muchos detalles ni spoilers, y desde un punto de vista diferente.
ResponderEliminar¡ Espero que os guste !
¡Me encanta!
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