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jueves, 20 de noviembre de 2014

Día 20 – ¿Recuerdas aquel momento en el que se lió pardísima en una partida? ¿Qué pasó?

     Nueva pregunta del desafío y retomamos las anécdotas.

20 – ¿Recuerdas aquel momento en el que se lió pardísima en una partida? ¿Qué pasó?

Gwydion:
     Ahora mismo tengo 3 momentos en la memoria aunque seguro que podría contar muchos más si me paro a pensarlo, pero antes de ponerme en plan abuelo cebolleta, explico los 3.

     El más reciente es jugando La Campaña el Amanecer del Desafío para StarWars D20 en la que los jugadores mataron en la primera aventura a un pnj relativamente importante para el resto de la campaña. No paro de realizar ajustes para que su muerte pueda ser resuelta sin muchos problemas.

     Otros dos ocurrieron con mi antiguo grupo de jugadores “La Compañía del Anillo Curativo” jugando la campaña de la Guerra de la Lanza.  El primero fue al poco de comenzar la campaña en la que dos jugadores se enzarzaron en una pelea de acabó con la muerte de uno de ellos en Xak Tsaroth (con la de cosas que había que hacer en las ruinas, como para ponerse a discutir).

     La última fue en la misma campaña cuando en el templo de Luerkhisis en Sanction consiguieron entrar en las habitaciones privadas de Ariakas el Emperador Dragón y se dedicaron a mear y cagar por toda la habitación y dejar sus nombres escritos en mierda por las paredes.  No es que la liaran en ese momento, que también, pero el futuro encuentro con Ariakas promete ser épico.

Sergio Antón:
     Recuerdo la sesión de la cuerda jugando a Rolemaster, que ya comenté el año pasado aquí, y que provocó la finalización de la partida (por muerte de todos los personajes).

     Pero tengo en mente otra sesión donde se lió pardísima donde una discusión de personajes se pasó a discusión de jugadores terminando con el abandono/explusión de uno de ellos de la mesa (una mezcla de “te echamos” y “no me echáis, me voy yo”). Estábamos jugando una partida de AD&D en Dragonlance, y el jugador que interpretaba a un kender (Niko) no hacía más que meter al grupo en líos. A partir del 5 ó 6 lío, empezó a perder gracia, y los personajes empezaron a discutir y fue subiendo de tono hasta propagarse a los jugadores y finalmente terminó por echar literalmente al jugador de la partida y físicamente del local.

     Por último, no quería pasar la oportunidad de plasmar aquí el inicio accidentado de una partida de Phenomena, el módulo oficial que venía con la pantalla. El grupo asistía a una convención donde eran testigos de un asesinato, y comenzaron a liarla y a liarla hasta parecer los principales sospechosos y tener que ir escapando de los controles policiales varias veces, dejando abandonado un coche con un cadáver y todo para buscar un lugar seguro. Tuve que levantar un poco la mano para que pudieran escapar, porque se hubiera terminado la partida nada más empezar. Igual hubiera estado bien capturarlos por torpes, y volver a intentar iniciar la partida desde cero con personajes nuevos, pero la verdad es que la liaron muy parda y aunque les aflojé un pelín para que salieran del primer cerco inicial, luego espabilaron bastante para poder ir eliminando las grandes barreras que se pusieron ellos mismos. Una lástima que nos quedásemos a falta de una sesión para terminar la partida, pero la llegada anticipada por sorpresa de mi parejita de chiquifrikis no nos dio más opciones.

La partida de Jack el Destripador es otra de las pendientes de dirigir.


Nos vemos en la próxima entrada, ¡y jugad mucho hasta entonces!

P.D.: ¡...Y una liada al año no hace daño!

domingo, 7 de septiembre de 2014

Gwydion, 25 años tirando dados (II): Llegan otros juegos

Tras varios meses dirigiendo partidas cada vez más raras y conseguir llevar los personajes a nivel 9, conseguimos voluntarios para probar nuevos juegos: La llamada de Chtulhu, Star Wars, El Señor de los Anillos, Rolemaster y por fin ¡Runequest!. Algunos cuajaron más que otros. 



Star Wars nos gustó mucho pero el master venía poco por lo que sólo jugamos 2 o 3 aventuras.  Las suficientes para dejarnos con ganas de más.  La llamada de Chtulhu no cuajo en absoluto (y eso que es uno de los grandes clásicos del mundillo), Runequest tampoco cuajo, a pesar de jugar un par de aventuras realmente apasionantes, el sistema de magia y los momentos de reacción fueron demasiado para nuestra inexperiencia.  El señor de los anillos fue otra historia.  Además de tener un master que no faltaba, jugamos una serie de aventuras que, para nosotros se transformaron en clásicos:  La Saga del Archimago de Mang-Pang (supongo que influenciado por la isla de Pan-Tang de Elric).  El Rolemaster, como la expansión lógica del ESDLA, también tuvo su oportunidad, pero ralentizaba mucho la partida mirar tantas tablas y tampoco cuajó.



Para conseguir nuevo material recurríamos a las fotocopias.  Si alguno tenía material que interesaba lo pedía y lo fotocopiaba.  También intercambiábamos material con otros grupos.  Era una manera barata de conseguir nuevo material en los tiempos en los que no existía internet.

En el 91 cambiamos de edición D&D y pasamos a AD&D, primero con los manuales fotocopiados en inglés, una vez más gracias a Yannick y en el 92 ya me compré los manuales de traducidos publicados por Zinco. Además iniciamos a muchísima gente en el mundillo aunque, lógicamente, no a todos les gustó.  También por aquella época perdimos para siempre a dos jugadores: Haymar y Xabier (estéis donde estéis espero que allí también haya JDRs).

La vida transcurría sin grandes sobresaltos por aquel entonces.  Nos juntábamos todos los sábados por la tarde a jugar de 4 a 10 y en vacaciones casi todos los días.  Probamos juegos de tablero como el Risk, el Junta, el Britannia, el Civilización y el Kremlin.  Los 3 últimos fueron los que más nos gustaron pero lo importante para nosotros seguía siendo jugar a Rol y para jugar a rol nos seguía dando igual el sitio.  Lógicamente preferíamos cómodas sillas alrededor de una mesa, pero si no era así todavía nos apañábamos.

Poco después llegaron a nuestras mesas el Aquelarre y el Stormbringer que también se convirtieron en juegos habituales. Aunque el grueso de las partidas estaban dedicadas a AD&D y ESDLA.





Entonces surgió la moda de los clubs.  Todo grupo de roleros que se preciase debía tener el suyo.  Los clubs comenzaron a aparecer como champiñones y, en vez de juntarnos varios grupos para hacer algo grande, cada grupo de jugadores fundó el suyo.  No  me avergüenza decir que es un proyecto al que me opuse desde el principio.  Éramos un grupo de amigos que nos juntábamos para jugar y creía que así estaba bien.  Finalmente fundamos el club Noneim (No Name escrito más o menos fonéticamente puesto que no nos pusimos de acuerdo con el nombre).  Los miembros de otros clubs nos llamaban “noneimicos”.  El club realmente hizo muy poco, publicó un solo número de un fancine (proyecto al que también me opuse puesto que realmente sólo una persona tenía ganas de hacerlo y arrastró al resto) y en toda su historia no consiguió un solo nuevo socio aunque sí conseguimos que viniese nueva gente a jugar y que siguiesen viniendo semana tras semana.

Gwydion.


Nos vemos en la próxima entrada, ¡y jugad mucho hasta entonces!