Entonces llegó Magic y todo cambió. No me voy a extender mucho sobre este tema puesto que todos los veteranos ya lo conocerán. La gente dejó de interesarse por el rol y comenzaron a jugar a Magic. Todo el mundo pareció volverse loco y a sacar juegos de cartas y la gente a comprar cuantas más cartas mejor. Algunos vendían sus colecciones de tebeos, juegos y demás, para sacar dinero y comprarse más cartas. ¡Una auténtica locura! Comencé a jugar a Magic porque no quería perder el contacto con los amigos, no porque realmente me gustase (de hecho cambié mis cartas hace ya muchos años a cambio de un gran montón de tebeos y no me arrepiento en absoluto). A pesar de todo seguíamos jugando a Rol de vez en cuando.
Ya con 18 años, estudiando todos en la universidad y con nuevos conocidos, comenzamos a cambiar y a juntarnos cada vez menos. Hasta que el grupo y el club se disolvieron de manera no oficial dejando 3 campañas a medias. La Guerra de la Lanza fue una de ellas así como otra muy interesante de Warhammer Fantasy cuyo nombre no recuerdo. Aunque un par de veces intentamos volver a reunirnos y probar con nuevos juegos como Warhammer o Necromunda, no lo conseguimos.
Poco tiempo antes, todos los clubes de la zona se habían unido para lanzar una actividad conjunta (creo que la única para la que nos pusimos de acuerdo) y conseguimos organizar unas jornadas de rol en las que hice de master. Las jornadas no me parecieron nada del otro mundo y no creo que viniese mucha gente nueva, simplemente aprovechamos para jugar con otros grupos e intercambiar material, cosas que me parecen estupendas. Para mí lo mejor fue que conseguí gratis un curso de tiro con arco.
Así pues entre la universidad y el tiro con arco mate un par de añitos de muy escasa actividad friki. En el club de tiro, no recuerdo cómo, me convencieron para que hiciese una partida de iniciación. Todos querían que dirigiese Vampiro, que pegaba fuerte en aquel entonces, pero como no lo tenía se tuvieron que conformar con AD&D. La partida fue muy bien y conseguí un grupo más o menos fijo del que surgió un nuevo grupo de jugadores: La Compañía del Anillo Curativo. Tras varias aventuras sueltas comenzamos la campaña de La Guerra de la Lanza. Aquellos fueron buenos tiempos.
Alain, un conocido de uno de mis jugadores, cumplió su sueño de abrir su tienda friki que se convirtió en el punto de encuentro de mucha gente. Allí conocimos mucha gente nueva y diferente. Conseguimos un local para jugar y lo mejor de todo es que conseguí iniciar en el mundillo a un grupo de chavales de 12 y 13 años y a la madre de uno de ellos. Fue estupendo volver a ver la ilusión que tenían y cómo vivían las historias. Jugué con ellos a AD&D y a Fanhunter y aunque me mudé y les dejé solos, creo que algún buen jugador ha salido de ahí.
Gwydion
Nos vemos en la próxima entrada, ¡y jugad mucho hasta entonces!
Aunque entiendo que tienen su mercado y probablemente den una alta rentabilidad, yo sigo sin comprender el interés que generan los juegos de cartas coleccionables... Supongo que estaré viejo para según que cosas XD
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