Sergio:
Normalmente no he tenido problemas de encontrar sitio para jugar. En mis principios era socio de un club de rol que tenía acceso a un local compartido con más asociaciones juveniles, y con lo años me independicé por lo que no tengo problema de jugar en casa (mía o de mis amigos).
Pero sí recuero que mi primera partida "en serio" fue en una cantina de instituto un día de fiesta (comenté algo de esta partida de Traveller aquí). Me explico, no había clases lectivas, pero había actividades y la asistencia era obligatoria, participaras o no en las actividades. Así que vimos la oportunidad y aprovechamos para jugar en la cantina. Estuvo bien aunque había mucha gente (incluidos profesores) que se paraba cada dos por tres para preguntarnos qué hacíamos con tantos papeles porque no era un día para estudiar.
Otro de los sitios más extraños en los que he jugado, aunque esta vez no fue a rol, fue a Blood Bowl, fue en el césped del campus de la Universidad. Aprovechamos un día primaveral para jugar un compañero y yo en las 2 horas y pico que teníamos de descanso al mediodía para comer entre clase y clase.
No dejan de ser anécdotas para contar a los nietos (o a los roleros internautas como es el caso), pero prefiero cien veces jugar bajo techo y en un ambiente adecuado que esos experimentos.
Gwydion:
En una barca yendo a una isla (la sesión comentada en la pregunta de ayer). Afortunadamente no nos mojamos durante el viaje, aunque Polvus Mágicus tuvo un problema durante el desembarco y gracias al Lobo de Mar, como bautizamos al capitán, acabó empapado.
Nos vemos en la próxima entrada, ¡y jugad mucho hasta entonces!
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